José gahona - Zona ganjah - Entrevista (Revista Roots - N°10 / Noviembre - Diciembre 2012)

Abrí tus ojos / Entrevista texto /


¿Queremos seguir viviendo en un mundo dividido? ¿Vamos a dejar que las actividades comerciales maten a nuestra naturaleza? ¿Los medios masivos de continuaran con la persuasiva recomendación al consumismo? ¿Podremos ser más tolerantes ante las diferencias de fe? No te quemes la cabeza, respira. Todavía tenes tiempo.

Antes de salir corriendo, silencia tu ego que tu alma te habla. Acalla los razonamientos, para que tu espiritualidad salga a la luz. Podrás discernir la mentira que esconde esta farsa llamada realidad. Serás capaz de buscar entre los libros más antiguos: aprovechar cada una de sus verdades y desestimar los engaños que algunos inventaron. Conseguirás atravesar las murallas que se presenten y contaras con la ayuda un grupo de chicos que piensan lo mismo que vos: que el sistema se puede cambiar con los ojos abiertos.


José es un tipo tímido. Todavía parece estar aprendiendo a manejarse en un mundo donde casi 1.700.00 de Me Gusta significan mucho más que aparecer dos minutos en el living de Susana Giménez o que bailar en el caño de algún cabezón conductor.
Elige la comunicación directa aunque se sienta avergonzado cada vez que le piden foto o un autógrafo. Pero sabe que quizás si una imagen le hace bien a un hermano puede que a veces valga la pena. Estamos en presencia de una popularidad colosal, teniendo en cuenta que la tv y la radio apenas son nombrados. No es muy difícil entender este punto: a la maquinaria vendedora de los medios no le interesa un mensaje consciente una voz que ofrezca una alternativa a tanta violencia, un refugio de ideas, un abrazo de aliento. Zona Ganjah creció, se divulgo y penetro tan rápido que sorprendió incluso a su propio creador, que se dio cuenta de lo que estaba pasando desde arriba del escenario.
La ZG –como sus fanáticos llaman al grupo- se resume en la vida de un joven con mucha fe y gruesas dreads. Entre la calles de Mendoza y Antofagasta, se cio un niño que tardo en descubrir su vocación musical, pero que logro encontrar su rol en la creación. Entre Argentina y chile, cultivo su preocupación por el medio ambiente, su creatividad musical y algún que otro hit.
 En 2005 su disco debut “Con Rastafari Todo Concuerda” se esparció de manera gratuita y como un boca a boca. Después de 7 años, edito su primer CD en formato físico, “Despertar”  -con packaging reciclable y en armonía con la frecuencia del universo-, su marca de ropa elaborada con algodón orgánico y el sello discográfica Comunicando Consciencia Records, todo de manera independiente. En menos de una década, el mensaje y la vibración positiva tomaron forma de canciones: En Alabanza y Gracia, Sanazion, Poder son los álbumes que completan la colección digital de José Gahona. Pasen y conozcan la historia de un muchacho amable y tranquilo. La de la ZG. La de la música consciente.

¿Qué significado le das al verbo despertar?

Es ver la verdad. Cuando uno vive bajo la mentira, es como que está ciego. No estás viendo la realidad. Despertar a la realidad, la que fue ocultada al pueblo hace mucho tiempo. Estas es una época de estimular. La humanidad está entendiendo cosas de sí misma, que durante muchos años fueron escondidas.

¿Los medios de comunicación tienen que ver?

Los medios están manipulados, es muy importante que la gente se desprenda de los medios de comunicación, que no siga dependiendo de la TV, la radio o del periódico. Quieren dejarnos en una realidad negativa, de miedo, de preocupación. En este momento, el sistema busca generar terror. Que si salís a la calle te van a robar, que te van a pasas cosas malas. Donde pones tu atención, dirigís tu energía. Cuando te sentas a ver el noticiero y pasan las puras cosas malas, están enviando energía de manera equivocada. Mejor mándale tu energía a una planta, a un niño, a cosas positivas.

¿Te sentís identificados con alguno?

Si internet puede ser visto como un medio de comunicación, yo creo que esta bueno. Internet es una manera libre, abierta para comunicarnos. La expansión de Zona Ganjah fue por ese medio, no fue otra cosa.

¿Cambio algo en tu vida con la explosión popular del grupo?

Eso si es difícil para mí. Hay momento en los que me enojo por tener que vivir pagando el precio de la fama, otras veces aguanto o no le doy importancia. Yo no lo veo desde afuera, no lo alcanzo a dimensionar. Cuando me piden fotos, no entiendo porque lo hacen. No entiendo el razonamiento, pero para algunas personas tendrá sentido. Te ven como alguien superior y eso es lo que no me gusta. En el escenario hay una energía de entrega: yo les doy música y ellos agradecen, ahí está perfecto, es un círculo, se entiende el sentido de gratificación con aplausos o sacar una foto para conmemorar ese momento. Pero en la calle… gente que nunca viste en tu vida y ellos si te conocen a vos, que se acerquen y te pidan un foto… Todavía no entiendo ni manejo bien la situación.

A los shows de la banda van chicos muy jóvenes…

Si, esa es una etapa muy importante en el ser humano. En ese punto de crecimiento, te pueden llegar a formar o a distorsionar mucho. El sistema está apuntando a deformar la adolescencia. La música de esta época se da a conocer con un ámbito muy sexual, muy violento y hasta satánico. Así se están perdiendo los valores, el respeto por la mujer y por si mismos. Están alcoholizándolos. Piensan en una apertura sexual, que es muy dañina porque le pierden el valor espiritual a la sexualidad. Atacan el punto más delicado. Pero los jóvenes con los que más tengo contacto, los que asisten a los shows, están recibiendo un conocimiento muy importante al escuchar nuestra música consciente.

¿En esa etapa de tu vida decidiste darle vida a ZG?

No fue tan planeada. Me iba dando cuenta a medida que lo iba haciendo. No lo pende demasiado. De hecho, el incentivo de empezar a hacer música fue como para auto satisfacerme. Era como una necesidad de expresión. No hacia un objetivo, o para expresarle a alguien, sino que para mí, para sacar algo de adentro. Después la gente empezó a enganchar mucho con la música y además se sentían identificados. Entonces me di cuenta de que no solo podía hacerme bien a mí, sino que también a otras personas. Y ahí cuando me di cuenta de que es bueno transmitirlo. La misma necesidad de expresar y que llegue a más gente, para que más se vean identificados y mas se sintieran bien, fue la necesidad de empezar a producir: y no la busque en un medio externo, sino siempre la autogestión, autoproducción. Hacerlo por uno mismo.

¿Hubo un momento en que dijiste que ibas a vivir de la música?

No me di cuenta cuando ya estaba viviendo de la música. Desde el momento que me fui de la casa de mis padres, ya la estaba haciendo. Por más que no ganara dinero, por más que las cosas eran diferentes –menos estables de lo que son ahora- Nunca falto nada. Yo lo atribuyo a que cuando el ser humano encuentra su lugar en la creación, no le falta nada. Porque estas cumpliendo tu verdadero rol. Todo se ajusta y tus necesidades se cubren. Lo dije antes de empezar a hacer música y me frustraron, porque nadie creía que iba a poder lograrlo. De chico siempre decía que quería vivir de la música. Por más que haya escuchando comentarios de esos que te tiran abajo, siempre me guie por ese instinto, eso que era mío. Es lo único que se puede hacer y que amo hacer.

¿Cómo fue tu niñez?

Nací en chile, en Antofagasta.  A los 3 años aproximadamente me fui a vivir a Mendoza con mi familia. Mis memorias más antiguas están en esa ciudad. Crecí alejado de la música salvo algún recuerdo que tengo que pegarle a unos tachos con mi hermano, como si fuera una batería. Eran esos tipos de acercamientos. Recuerdo un video de muy niño –para mi muy valioso- y estoy jugando a cantar, a los 3 años. Es muy loco. Era mi profesión manifestándose en mi niñez. Es importante notar como los adultos, subestiman la capacidad que tienen los niños, es decir, de mostrar lo que realmente son.

¿Cuándo fue que te sentiste atraído por los instrumentos?

Cuando tenía 9 o 10 años, nos volvimos para Antofagasta. La música llego luego de unos años, una navidad: mi papa –no sé porque razón-, nunca lo conversamos- nos regalo instrumentos a mí y a mis hermanos. Antes de eso, yo no te tocaba una nota. Nulo. No me gustaba la asignatura música en la escuela tampoco. Fue rarísimo lo de mi viejo. A mí me regalo una guitarra, a mi hermano un bajo, a mi otro hermano un saxo y a mi hermana un teclado. Estaban  todos los instrumentos ahí. Creo que quería armar una especie de banda pero de cero, esas eran sus ganas. Mi viejo ni siquiera era músico, nada que ver. No registra una en la música. Pero tuvo algo así como una visión. Nos puso unos profesores como para que aprendamos, pero nosotros no queríamos saber nada: nos escapábamos a jugar a la calle, a estar con los amigos.

Con el tiempo fui agarrando los instrumentos y aprendí guitarra, bajo, teclado. Hasta en un momento intentamos una bandita familiar para tocar en las reuniones. Así empecé a componer, pero era otro tipo de música. En mi casa no éramos fanáticos, se escuchaba música popular o algún casette. Yo tenía 13 años, entonces me tiraba para salir y andar. El me incentivaba para entrar en un compromiso de tener banda.

¿Cómo resulto esa experiencia?

Mi viejo creyó que teníamos potencial y me puso como director musical. En ese momento me motivo mucho, hizo que la música creciera dentro de mí. Le dio importancia al rol que estaba cumpliendo. A la vez, me di cuenta de lo difícil que es llevar adelante una banda, coordinar tantas cabezas para que apunten a la misma dirección. Cuando esa banda colapso, sentí la necesidad de tener un proyecto propio. Algo que dependiera de mí y que no se limitara a las controversias entre integrantes, algo que no tuviese fin. Con esa idea nace Zona Ganjah.

¿Disfrutabas el género que hacías en ese entonces?

Sentí un rechazo a lo que había estado haciendo, ese estilo instrumental. En la calle, empecé a conocer la musuca desde un aspecto callejero. Me juntaba con los amigos en la esquina a hacer rap, Freestyle, improvisación. Entre la juventud de chile, el sonido más popular es el rap. Siempre me gusto bailarla incluso. Prefería lo mas under, la música de los amigos, de hecho aun tengo varios que siguen ese camino de manera muy talentosa.

¿Ese estilo urbano influyo en tu creatividad?

Me pase de la composición a la improvisación, para fluir de otra manera. Y un amigo me explico cómo se hacían las bases, me mostro que con una computadora podía hacer una canción. Antes yo componía con instrumentos y no sabía que existía eso. Era el Fruity loop. Ese loco me decía: “Te apuesto que no vas a entender nada, es una cosita llena de botones y lucecitas”. Yo lo desafié, me paso el programa y le hice una base. Fue un antes y un después. “Con esto puedo hacer de todo, no dependo de nada ni de nadie”, me dije.

Junte dinero y me compre mi compu, porque al principio le tenía que estar pidiendo a algún amigo y seguía limitado, dependiente. Así empecé a crear música y surgen algunos de los temas que hoy siguen dando vueltas por internet, y muchos creen que son canciones que nunca tendrían que haber salido de mi computadora. Ni siquiera yo tengo esos archivos, no sé como llego ese material a la web. Eran experimentaciones.

“En mi casa pongo el equilibrio en la balanza: después de estar con tanta gente en mi trabajo cantando en giras, en  casa me quedo solo completamente. Necesito mucha soledad, mucha introspección”.


Esas pruebas fueron la base de lo que vendría después…

Si, y marca una etapa muy importante para mí, porque arranque con la independencia plena. No estaba limitado: quería hacer una canción, me sentaba, hacia la base y estaba la canción. Después de un tiempo de jugar con esa herramienta, me llegaron algunos hip-hop reggae. La mescla, como Copleton, Sizzla, que en ese tiempo eran la novedad. Me pareció muy interesante y me influencian. Antes de eso, yo solo rapeaba. Pero a partir de ese descubrimiento experimente cantar, entonar y es algo muy diferente.

Surgió así la creación de temas antiguos como vibra positiva que estaba hace mucho y nadie los conocía. Ni mi mama sabía que yo hacía música. Grababa cuando me quedaba solo en casa. Era mi secreto. Y mi mejor amigo  de ese tiempo –Alexis- escucho los temas y me dijo que había que mostrárselo a todos, le había gustado mucho y el mismo empezó a subir la música. Me dan ganas de hacer un disco, todo casero. El primer disco lo grabe con un micrófono súper económico, con la compu estándar que tenia, sin mayor calidad. Sin embargo, Vibra Positiva es uno de los mayores hits de Zona Ganjah. Va más allá de la calidad. Tiene magia, suene como suene.

¿Cómo encaras el proceso de composición?

Puede ser que tenga una letra sin música, escribo como un poema. Por otro lado, puede venir una música instrumental. Se crean así por su lado cada cosa y después cuando tengo muchas, las uno. Si la lirica tiene una esencia nostálgica le engancho una base con esa onda. A veces también me pasa que viene la frase ya musicalizada y solo resta sacar los acordes. En el último disco hay canciones que tienen instrumentales de hace cinco años atrás y me encantaban, pero no me salían las palabras para ese riddim. Las dejo, porque si no fluyen bien no quiero obligar nada. Pasa el tiempo y cuando volver a escucharla baja todo de corrido, como si estuviese trabajando con mi yo del pasado.

¿Qué aspecto de tu trabajo disfrutas más: el proceso de creación y producción, o cuando cantas?

Las dos cosas se disfrutan de diferentes maneras, son polaridades. No se pueden comparar, son complementarios. Cantar es entregar, comunicarse, es multitud. Mientras que componer es receptivo, por la inspiración que baja hacia uno en ese momento. Como compositor yo trabajo solo, ermitaño, arriba en la montaña. El hogar es muy importante porque me representa. En mi casa me quedo solo completamente. Para algunos puede llegar a ser una soledad perturbadora, pero para mí es reconfortante, llenadora, productiva. Mi casa es mi laboratorio, ahí están mis instrumentos. Necesito la soledad, mucha introspección. Es como perceptivo el proceso.

¿Cómo te llego el estilo roots?

Me costó entrar. Recién en el segundo disco se nota fue cuando me fui a vivir solo a Mendoza. Yo quería independizarme, quería irme de casa –si mis padres leen esto, es una confesión total- (risas). Ellos no iban a quedar muy gustosos si yo me iba así de hippie a vivir por ahí, entonces me sirvió el hecho de irme a estudiar música. Como en Argentina la educación es gratuita y yo tenía la nacionalidad, me fui de cada con esa “excusa”. También buscaba el crecimiento del proyecto, no solo en el lado personal.

En Mendoza conocí a la gran parte de los músicos que hoy tocan conmigo, y ellos tocaban Roots. Yo ya escuchaba un par de bandas de reggae –por los rastas de chile- como Midnite, que es una de mis favoritas. Para mí fue muy loco ver una banda haciendo roots, porque era música que escuchaba solo en discos. La noche que conocí a los músicos que eran de la banda de 9 millas, ellos tocaban en un lugar chiquito y me invitaron a hacer una improvisación. Me tiraron una base y yo empecé a tirar alguna letra que ya tenía, y salió medio rapeando, cantando, que se yo… pero estuvo buenísimo. También había otra banda que no tenia cantante que eran Los Viajes a Zion y me ofrecieron ser mi backing band. Yo tenía 20, 21 años y el primer disco ya hecho. Ahí comenzaron los ensayos.

Fue una expansión. Acostumbrado a cantar estilo Sound System, con un DJ que tiraba pista, fue un cambio importante y me gusto el formato banda. Ahí me volvió esa parte instrumental musical que había dejado de lado habiéndome volcado al estilo callejero. Siempre mantuve la misma idea en el proyecto, la banda se iba a encargar del desarrollo en vivo, de reproducir mis composiciones, así los discos iban a seguir saliendo de la misma manera. Esa era mi comodidad, el progresar y mi liberación, hacerlo cuando yo quisiera y no depende de otro.

Es lo bueno de ser auto gestionado… ¿Se te hace difícil llevar adelante la banda?

Nunca lo lleve como una banda, Arranque solo e incorpore a los músicos cuando el crecimiento así lo ameritaba. En mi ignorancia de no haber vivido una experiencia de banda desde cero, creo que es muy complicado. Tengo amigos músicos y veo como a veces chocan con diferentes ideas. Creo que se me hizo fácil por la independencia total que siempre tuve. Yo me interno en mi casa y sale un disco. Sin desmerecer ese laburo de instrumentistas que también tiene su magia, ZG va por otro lado. No es algo artificial y sintético por hacer bases en una PC. Es música que hace sentir bien a la gente. Pero valoro mucho a los grupos que han llegado y permanecido a través del tiempo. También es una diferencia: ZG fue explosión, en par de años ya estábamos arriba. En cambio, otras bandas para surgir llevan como 20 años tocando y es muy valorable. Es mi formato de proyecto es fácil, porque depende solo de las ganas que tenga. Desde el principio puse la música gratis en la página, porque yo quiero compartirla sin cobrar nada. Es como que se dio todo al revés. Ahora la gente me pide el disco en formato físico, a pesar de tener los archivos.

¿Tuviste que adaptarte para poder llevar ZG al exterior?

Entre que me fui a Mendoza y el hoy, hay un intermedio en que ZG se va afuera. Me veo en la obligación de reducirlo de nuevo a Sound System para hacerlo más práctico. Las propuestas de afuera eran así, para ir solo. Si hubiese mantenido el formato banda hubiese tardado unos años mas en llevar el proyecto afuera. En México y Centro América se dieron cosas muy grandes. En ese momento, acá yo no vivía shows tan multitudinarios.

¿Te sorprendió que allá conocieran tanto tus canciones?

Es como que dije: “Esto ya exploto y nadie me aviso” (risas). La gira en México lleno por todos lados y un lugar que me marco mucho fue El salvador: fueron como 3 mil personas a ver un Dj y a un man cantando con micrófono. La gente iba a buscar algo más del show, a sentir la energía, a escuchar las letras. A partir de ahí, entendí que esto ya tenía su peso y la mejor manera de llevarlo adelante era con la banda para poder entregar una calidad de show mayor. Hubo un punto intermedio en el cual yo iba a los distintos país y me armaba una backing band. Estaba bueno, pero era como medio improvisado todo. Me interesaba que la gente se comiera un buen show en vivo, y eso lo podía lograr solamente con mi banda, con músicos fijos.

¿Cómo ves el reggae en Latinoamérica?

Muy fuerte. Pero yo soy un poco ignorante de los artistas, no tengo mucho conocimiento de la movida. No voy mucho a recitales, los artistas que me gustan no sé si son demasiado populares. Por lo que he presenciado en algunos festivales, es muy grande. Creo que tiene que ver con el contenido, porque América tiene como un espíritu rebelde y las letras de revolución, de evolución identifican a esta parte del mundo.

¿Lo reconoces al estilo como un elemento de rebeldía?

Sí, pero es una revolución espiritual. La espiritualidad no es rasta, hay que expandirlo. Hay que abrir la cabeza a la diversidad de los seres. Si alguien cree que la espiritualidad es rasta, y no le cabe el rasta, esa persona va a pensar que no le interesa esa conexión interna. En realidad, hay muchas expresiones de fe, como los Rastafaris o los Krishna, por ejemplo. Yo creo que es tiempo de abrirse y unificar todo.

Con rasta me siento identificado en un aspecto que es bastante diferente a lo que es la cultura en general. Porque yo tengo mi forma de vivirlo, de entenderlo, diferente a lo que puede hacer la comunidad. No quiero ofender a nadie, pero me gusta mantener mi independencia de todos los dogmas y doctrinas. La espiritualidad es libre. Hay que nutrirse de todo lo que te hace crecer, ¿Por qué siendo rasta no puedo tomar algo del budismo, por ejemplo? Si te entrega espiritualidad y sientes que te hace bien, es bueno.

¿Sentís que ZG es una herramienta espiritual?

Claro, pero tienen que aprender a tomar lo que les sirva y a no discriminar las cosas con las que no se sientan identificados. Si alguien escucha una de mis canciones que habla de sonreír y otra de la marihuana, y esa persona no fuma… que no descarte ZG: que utilice lo que le sirva. Ese es el problema de la separación, la gente que hay que dejar de lado las cosas que se encuentran con un punto en el que no concuerdan. Están intentando asumir una cultura que viene de lejos. En su origen, en Jamaica, se vive al 100 por ciento. Cuando lo quieres introducir en otra parte del mundo, hay cosas que chocan.

En ese momento hay mucha separación. El sistema se encarga de hacer crecer las doctrinas por separado. Entonces, están en un grupo y en vez de buscar la unidad, las caracteristicas que nos igualan, se genera una separación dentro de lo que se supone como espiritualidad. El ONE LOVE no se está entendiendo. Más allá de las doctrinas o diferentes expresiones de fe, entendamos ese punto en común entre todos los seres, vamos a comenzar a lograr más unificación. Por ejemplo, dentro de la misma cultura Rasta hay temas tabúes, que es Dios y otros que es Cristo… y no se habla para no chocar en los conceptos. Hay que sacar esos temas a la luz. Escuchen o lean las palabras de Selassie, nunca dijo que era Dios. Fue un hombre brillante, elevado. Esto lo menciona solo para darte un ejemplo de la separación dentro de las mismas expresiones de espiritualidad, que hay que sacar de en medio.

¿Tomas a la Ganjah como un instrumento?

No es una herramienta física, con una acción determinada. No es un martillo que sirve para clavar solamente. Tiene su uso espiritual, pero también físico: los usos medicinales son irrefutables, nadie los puede negar puesto que los científicos, laboratorios o farmacias descubren más propiedades todos los días. La controversia viene en el aspecto espiritual, porque la mayoría de las personas espiritualmente desarrolladas, por así llamarlas, no están de acuerdo con el uso de la ganjah. Generalmente se da la misma explicación, como que hay un robo de energía y una apertura violenta de chacras donde puede entrar cualquier tipo de entidad. Esas son las consecuencias que me han explicado cuando les pregunto qué tienen en contra de la ganjah, a las personas con dedicación al desarrollo espiritual.

¿Cómo lo viviste vos?

Desde mi vivencia, la ganjah causa un rompimiento de estructuras internas de las personas. Antes de empezar a tener conciencia de mi búsqueda espiritual fume. Nadie vino y me dijo: “Tu deberías hacer música consciente, dejar de tomar alcohol, dejar de fumar cigarrillos”. Con la marihuana fue distinto. No era como tomarme un vaso de ron, un paquete de cigarros o una línea de merca. Lo sentí adentro, fue introspección. Pensar, cuestionarme cosas. Me estaba dando cuenta de que todas esas cosas me hacían mal, y me encantaba el estado que me daba la planta. Entonces deje de hacerme mal. No encontré mucha  explicación, no hubo un gurú consejero (risas). Esto es algo más que una planta de uso recreativo o una droga, como le llaman. Causo un cambio en mí y me inspiraba a hacer música. Yo creo que este aspecto para mi es indiscutible, porque lo vi en muchas casos de gente cercana.

Hoy creo que después de ese giro, capaz no es necesario seguir dando vueltas, porque te puedes pasar de rosca y quedar ahí sin avanzar. Después de un tiempo de usarla como herramienta recreativa, de inspiración, medicinal, de meditación o razonamiento, se me quitaron las ganas de utilizarla y ya no fumo hace mucho. No puedo dar testimonio de que es mala. En mi, logro un cambio muy trascendental. Fue mi maestra, de alguna manera. La información bajo porque la planta me la entrego y después me dio a entender que estaba preparado para seguir y que no necesitaba quedarme con esa herramienta. La vida es un progreso, no quedarse estancado en un solo lugar. Cuando estas usando un martillo en una construcción, una vez que clavaste, esa herramienta no te sirve más. En tu desarrollo evolutivo vas por pasos. Es algo libre, que si después sentís ganas de hacerlo, vas y lo haces. Lo mismo que si un clavito no te quedo bien volver al martillo.

Estoy hace como un año sin usarla. En medio de eso un día me dieron ganas, me arme uno y lo disfrute, la use durante unas semanas y solté porque nuevamente se me quitaron las ganas, y así sigo sin tener la necesidad constante. Hay que estar libre. El sistema, con esto de la prohibición, ha tergiversado las cosas. Si fuese legal, mucha gente no fumaria. Porque hay muchos que lo hacen solo porque tienen la oportunidad, porque creen que no siempre van a tener. El sistema sabe que a pesar de su oposición, la gente fumara de todas maneras. La diferencia está en que saben que se consumirá desequilibradamente, como algo malo, o en el momento en que se tiene la oportunidad, y no cuando espiritualmente se la necesite.

“Esto es algo más que una planta de uso recreativo. Causo un cambio en mi y creo que lo vi en muchos casos de gente cercana”.


Cultivando Latinoamérica

Durante el 2001 y parte del 2012, Zona Ganjah llevo al grupo a presentarse en numerosos países del continente como Costa Rica, Guatemala, El salvador, México, Uruguay, Perú, Colombia, Ecuador y Chile. Muchas ciudades recibieron a José por segunda vez, pero la mayoría fueron debut para los músicos, en este tour Latinoamérica Despierta.
San Salvador se canto todos los temas de principio a fin, con el club de fans incluido. En Montevideo compartieron escenario con Ky-Mani Marley, además de los hermanos de El Congo.
En Guatemala, fueron invitados por una asociación benéfica –inspirada en la música de la ZG- llamada Atrévete, con un objetivo tan noble como la reforestación. En ese festival se organizaron actividades artísticas, deportivas y ecológicas, con la excusa de plantar un arbolito por cada asistente.
Este 15 de noviembre volverán a Costa Rica, para tocar como antesala de Damián Marley, junto a Dread Mar i, Maxi Vargas, y varias artistas locales. Mientras que en diciembre andarán por tierras mexicanas: el DF, Monterrey y Guadalajara, ciudad donde serán teloneros de Modoro el 9 de ese mes.

BASTA DE GLIFOSATO

El algodón orgánico se produce en tierras libres de fertilizantes o cualquier sustancia toxica que se aplique en los cultivos a campo abierto. La actividad convencional requiere la utilización de 25 por ciento de insecticidas y más del 10 de los pesticidas fabricados en el mundo entero. Estas sustancias atentan contra el equilibrio normal del suelo y produce enfermedades a las poblaciones vecinas. Contamina la tierra, el agua, a los seres vivos que habitan el suelo y los consumidores de los productos fabricados a partir de su utilización.
Los mayores logros de las 25 mil familias minifundistas que trabajan en la zona del Gran Chaco argentino, fueron dándose por el paso del monocultivo hacia las rotaciones, además de la herramienta del abono verde, También la demanda internacional del algodón orgánico –a partir de 1993, especialmente desde Europa- les dio a los pequeños productores una razón más para abandonar las practicas que dañan el medio ambiente.
En cuanto a la producción global, en el 2011 aumento un 15 por ciento a pesar de la confirma a India, Siria y Turquía como los líderes del mercado anti contaminante.
“estamos desarrollando una línea de ropa de algodón orgánico, siempre intentado aportar consciencia. Hubo muchos que se decepcionaron cuando se enteraron porque piensan que queremos lucrar. El objetivo es darle a conocer a la gente que existe un mundo orgánico. Informar acerca de lo transgénico y lo orgánico. Queremos poner ese concepto en las cabezas. Sabemos que es muy importante para este tiempo y que estamos enfrentando a un gigante que es la empresa que lleva la movida transgénica aquí y sabemos que el país esta sustentando en el cultivo transgénico. Están pensando en el hoy y no en el futuro, en las generaciones que vienen, en dejarle un mundo fértil. Están dándole muerte a la Madre Tierra.”


Fotos de la Revista "ROOTS"
Fuente de imagenes: Zona Ganjah-No|Oficial

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